Lo
mismo que le ocurre a músicos, esa necesidad de tocar el busetto,
también le ocurre a gente del publico, con la gente del público, en
un principio, era más comprometido dejárselo ya que en realidad no
sabes quién son, no sabes de donde salen, desconoces si son personas
honestas o si son despreciables, a simple vista no sabes si son
cuidadosas o bastas con manos de acero, y eso me daba reparo a la
hora de prestar el busetto a un desconocido o desconocida, y más
sabiendo y habiendo analizado que la atracción que surge entre
busetto y gente es una atracción sin ningún perfil aparente, sin
ton ni son (que yo sepa). Aquella noche en el parque Delicias de
Zaragoza se acercó Sara, de esta persona sólo sé su nombre (en
aquel momento ni siquiera el nombre), ella se acercó y me preguntó
si le dejaba tocar mi busetto y claro, quién soy yo para negarle a
nadie que se siente atraído por el busetto se acerque a él, de qué
manera puedo negarme a ese aparejamiento momentáneo y más ahora que
sé y en aquel momento sospechaba firmemente que este (el busetto)
no imanta a todo el mundo ni a todo el mundo le atrae el busetto, por
lo que las ganas de sobeteo es algo que se da en las dos partes, la
atracción es mutua, es un cortejo donde las dos partes están
implicadas de parecida o igual manera y así lo veo y así siento que
no puede haber riesgo de mal, sólo amor entre los dos. Me lío. Sólo
quería decir que cuando la persona atraída es gente del público no
puedo saber que tipo de persona es, y no puedo negar, que
habitualmente, también siento cierta curiosidad, me gustaría saber
más sobre la persona que ha estado abrazando mi busetto, en este
caso, por ejemplo, yo no sé si Sara es más de descuartizar a gente
o de leer la sagrada biblia, no sé si disfruta con el brotar de la
sangre de humanos, incluso de animales o es una chica dedicada a la
contemplación, no sé si es asustadiza o una atleta veloz o una
delicada jardinera, no sé si es todo lo anterior o parte, no sé
quién es Sara, no sé a que se dedica, sólo sé que tiene una
personalidad muy marcada y no tiene ni idea de tocar el contra
(fijarse en la novedosa técnica de la mano derecha).
"mi busetto" tiene esas esquinas redondeadas de los contrabajos italianos o alemanes llamados busetto (aunque su nombre suena claramente italiano no está nada claro que los primeros fueran fabricados en Italia), tiene además otra peculiaridad, las marcas distintivas en el clavijero que llevan los contrabajos de construcción vienesa, por lo que es un instrumento rarito. Lo interesante del tema es que tengo una amplísima serie de fotos con gentes que están con él y voy a mostrarlas aquí.
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