viernes, 7 de junio de 2019

CASI SEGURO QUE SE LLAMA SARA




Lo mismo que le ocurre a músicos, esa necesidad de tocar el busetto, también le ocurre a gente del publico, con la gente del público, en un principio, era más comprometido dejárselo ya que en realidad no sabes quién son, no sabes de donde salen, desconoces si son personas honestas o si son despreciables, a simple vista no sabes si son cuidadosas o bastas con manos de acero, y eso me daba reparo a la hora de prestar el busetto a un desconocido o desconocida, y más sabiendo y habiendo analizado que la atracción que surge entre busetto y gente es una atracción sin ningún perfil aparente, sin ton ni son (que yo sepa). Aquella noche en el parque Delicias de Zaragoza se acercó Sara, de esta persona sólo sé su nombre (en aquel momento ni siquiera el nombre), ella se acercó y me preguntó si le dejaba tocar mi busetto y claro, quién soy yo para negarle a nadie que se siente atraído por el busetto se acerque a él, de qué manera puedo negarme a ese aparejamiento momentáneo y más ahora que sé y en aquel momento sospechaba firmemente que este (el busetto) no imanta a todo el mundo ni a todo el mundo le atrae el busetto, por lo que las ganas de sobeteo es algo que se da en las dos partes, la atracción es mutua, es un cortejo donde las dos partes están implicadas de parecida o igual manera y así lo veo y así siento que no puede haber riesgo de mal, sólo amor entre los dos. Me lío. Sólo quería decir que cuando la persona atraída es gente del público no puedo saber que tipo de persona es, y no puedo negar, que habitualmente, también siento cierta curiosidad, me gustaría saber más sobre la persona que ha estado abrazando mi busetto, en este caso, por ejemplo, yo no sé si Sara es más de descuartizar a gente o de leer la sagrada biblia, no sé si disfruta con el brotar de la sangre de humanos, incluso de animales o es una chica dedicada a la contemplación, no sé si es asustadiza o una atleta veloz o una delicada jardinera, no sé si es todo lo anterior o parte, no sé quién es Sara, no sé a que se dedica, sólo sé que tiene una personalidad muy marcada y no tiene ni idea de tocar el contra (fijarse en la novedosa técnica de la mano derecha).

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